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May 9, 2011

Mother's Day / Día de la madre

2000 AD has been reprinted many times, in different editions and in different decades. Several companies had separate titles such as Strontium Dog, Sam Slade or Judge Dredd. However, sometimes it was really hard to find a particular story, and this gets even worse if we are not talking about well-established characters like Dredd. I always remember a particular story about England in some near future, where most humans die of a mysterious disease, and for some inexplicable reasons a few kids survive, scattered around the island. The protagonist of the story was a kid who wanders around the empty streets of his city, he watches how cars get rusted, how plants start invading avenues and bridges, how bodies decompose until they are clean skeletons and so on. In some moment he finds an elephant that was released from the zoo and he also finds another boy, a black boy if my memory isn’t all screwed up. Anyway, I remember that when I was a kid I used to read a lot of 2000 AD comics and related publications. For years I thought this story was originally published in 2000 AD. After all, it was located in England and had a very British tone. Turns out it was another UK publication: Eagle from late 70s, early 80s. And now that it’s so easy to buy comic books online, those particular Eagle issues are nowhere to be found. Isn’t life unfair?

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¿Qué extraños lazos nos unen con las personas que trabajan para nosotros? O acaso para algunos, quizá la mayoría, esos lazos simplemente no existen. Claro que ese no era mi caso. Será que habían pasado tantos años en los que había terminado por acostumbrarme a la presencia de la señora Juana, esa mujer increíble que venía de Chincha y que cocinaba maravillosamente. O será que valoraba enormemente su labor y su buen humor (algo increíble si se tiene en cuenta que las actividades domésticas difícilmente resultan agradables). Escucharla silbando mientras cocinaba, por ejemplo, era algo que siempre me relajaba. Aprendí pronto a salir en su defensa. Para muchos resulta fácil criticar el trabajo de las empleadas, y es fácil porque nunca han estado allí, desempeñando una labor subalterna, manual, netamente física. Juana era el tipo de persona que no faltaba nunca, que estaba siempre alegre, que daba la sensación de encontrar algo agradable incluso en un trabajo que muchos detestarían. Hace casi un año nos dejó bastante apresuradamente. Intuyendo que ya no le quedaba mucho tiempo, partió para Chincha, a reencontrarse con su familia, con la promesa de regresar. Nos veríamos de nuevo un lunes, excepto que ya nunca más nos vimos.

Ahora que casi se cumple un año de su muerte, se me vino a la cabeza el recuerdo de uno de esos días en los que un amigo no pudo venir a almorzar, y cómo Juana y yo terminamos comiéndonos íntegro un riquísimo postre de maracuyá que estaba especialmente reservado para ese almuerzo. Cuando estuve en el museo Larco Herrera me pedí un postre bastante parecido... y mientras lo comía, no pude dejar de pensar en Juana. Torpemente, entonces, entre cucharadas dulces y pausadas, me estaba despidiendo de esa mujer extraordinaria, de esa segunda madre, que nos acompañó por tanto tiempo, y que de un momento a otro dejó de formar parte de nuestras vidas.