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September 17, 2014

KICK-ASS 3 - Mark Millar

Most writers spend entire decades mimicking the style of their predecessors, unable to come up with new ideas. Only a few seem to have what it takes to reenergize the medium, to resurrect our passion towards a genre that is so easily cluttered with trivial titles and meaningless sagas. With Kick-Ass, writer Mark Millar unleashed his creativity and unlocked his potential as an author that could succeed outside the big two.

This third and last volume begins with the tribulations of Kick-Ass and Hit-Girl, still recovering from recent events. Hit-Girl is in jail, waiting to be rescued. But when weeks turn into months she realizes that the incompetence of Kick-Ass and his improvised group of self-appointed “superheroes” is greater than she had imagined.
Life after high school / la vida después de la secundaria

Hit-Girl understands that, and she manages to hold her ground in jail, killing inmates or maiming them as she sees fit. There is one memorable scene in which a psychiatrist visits her. In a way, this is a parody of the classic mental games between an imprisoned dangerous criminal and a normal person. We’ve seen similar sequences in “The Silence of the Lambs” (Hannibal Lecter and agent Clarisse Sterling) and most especially in “Watchmen” (Rorschach and Dr. Malcolm Long). In fact, if we reread Alan Moore’s magnum opus, we’ll remember that Dr. Malcolm Long eventually starts suffering from mental fatigue and anxiety after his sessions with Rorschach; the same has already happened with Hit-Girl’s first two shrinks, but the new one seems to be more resilient. Still, the dialogue between the perfect assassin and a doctor with good intentions is priceless. 

Meanwhile, Hit-Girl’s old headquarter is now a playground for adults that behave like children. One of Dave’s associates decides to move in. He is a fat man, a useless masked adventurer, an even bigger loser than the rest of the gang. Sitting on his dirty laundry while playing video games all day long, it’s clear that neither he nor any other member of ‘Justice Forever’ will fight to get Mindy out of jail. 

If Dave Lizewski was the average high school loser at the beginning of the series, he’s now a mediocre young man, working in a fast food joint and sharing an apartment with his friend Todd. Dave is too self-absorbed in his own world. After the death of his father, he finds solace in the Kick-Ass persona, and he gets even more tangled than usual in the absurdity and ridiculousness of superhero conventions. He can’t even mourn his parents as a regular kid: “It’s also so much cooler when you’re brooding in a big, black coat. I tried this in my jeans last week but it all just looked so inappropriately casual”. Kick-Ass missions have now become even more futile and ludicrous than they ever were. But still, he keeps at it. He has to. There’s no normal life for him to get back to. 
Kick-Ass & Justice Forever

In fact, even the slightest sense of normalcy will become a much-coveted asset. Hit-Girl is in jail, Kick-Ass is trying to adapt to a life devoid of grandeur. And even Chris –AKA the Motherfucker, formerly known as the Red Mist– is recovering from the multiple injuries, lesions and fractures he suffered at the end of the second volume of Kick-Ass. He may not have a normal life, but the one who is suffering the most is Angie Genovese, his mom; and not because, as a mother, she’s supposed to be worried about her son’s wellbeing... In fact, she feels repulsed and disgusted. Her life is miserable, she’s often insulted for giving birth to a homicidal monster. Still the woman visits the young man daily in the hospital. There she hears Chris complaints. It wasn’t supposed to be like this, he says. He’s in pain and he knows his life has been ruined. But she’s also in pain and her life has been ruined as well. 

Mark Millar explores an aspect of the supervillain figure that has rarely been acknowledged: the impact that the villain has not on society or the hero community, but on those closer to him, in other words, his friends and family. Because while Chris selfishly whines about being prostrated in bed, or having his ass kicked by Kick-Ass, Angie Genovese is enraged: “You think this was MY PLAN. You think I grew you for nine months and fed you my milk just to watch you become a FIGURE of PUBLIC HATE? Your father only killed people for BUSINESS. You killed people for FUN”. 

After long months of planning, Kick-Ass decides to intimidate mafia leader Rocco Genovese by recreating a classic scene from “Batman: Year One”. His goal is to instill fear in the hearts of the mobsters (just like Batman did in the classic Frank Miller miniseries). Of course, he fails. And he fails miserably.  
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Todd is having fun, Dave isn't / Todd se divierte, pero Dave no

Muchos escritores pasan años imitando el estilo de sus predecesores, incapaces de aportar nuevas ideas. Sólo unos pocos parecen tener lo necesario para re-energizar el medio, para revivir nuestra pasión por un género que a menudo es estorbado por títulos triviales y sagas intrascendentes. Con Kick-Ass, el escritor Mark Millar desató su creatividad y liberó su potencial como un autor que podía tener éxito más allá de las grandes editoriales.

Este tercer y último volumen empieza con las tribulaciones de Kick-Ass y Hit-Girl, todavía recuperándose de eventos recientes. Hit-Girl está en la cárcel, esperando a ser rescatada. Pero cuando las semanas se convierten en meses, ella se da cuenta de que la incompetencia de Kick-Ass y su improvisado grupo de “superhéroes” voluntarios es mayor de lo imaginado. 

Hit-Girl entiende esto, y se las arregla para defenderse en prisión, matando reos o mutilándolos según considere conveniente. Hay una escena memorable en la que un psiquiatra la visita. En cierto modo, esta es una parodia de los clásicos juegos mentales entre un peligroso criminal apresado y una persona normal. Hemos vistos secuencias similares en “The Silence of the Lambs” (Hannibal Lecter y la agente Clarisse Sterling) y sobre todo en “Watchmen” (Rorschach y Dr. Malcolm Long). De hecho, si releemos el magnum opus de Alan Moore, recordaremos que el Dr. Malcolm Long eventualmente empieza a sufrir fatiga mental y ansiedad después de sus sesiones con Rorschach; lo mismo ha pasado con los primeros dos psiquiatras de Hit-Girl, pero el nuevo parece ser más resistente. Y sí, el dialogo entre la asesina perfecta y un doctor con buenas intenciones es de primera. 

Mientras tanto, el viejo cuartel general de Hit-Girl ahora es un patio de juegos para adultos que se comportan como niños. Uno de los colegas de Dave decide mudarse. Este es un hombre gordo, un aventurero enmascarado inútil, un perdedor de mayor calibre que el resto. Se sienta sobre su ropa sucia mientras juega videojuegos todo el día, es claro que ni él ni ningún otro miembro de ‘Justicia para siempre’ pelearán para sacar a Mindy de la cárcel.
Dave is about to get some / Dave está a punto de tener algo

Si es que Dave Lizewski era un perdedor promedio de secundaria al inicio de la serie, ahora es un joven mediocre, que trabaja en un fast food y comparte un departamento con su amigo Todd. Dave está demasiado absorbido en su propio mundo. Después de la muerte de su padre, encuentra solaz en la personalidad de Kick-Ass, y se enreda aún más de lo habitual en las absurdas y ridículas convenciones de los superhéroes. Ni siquiera puede estar de duelo por sus padres como un chiquillo normal. “También es mucho más genial cuando estás solemne en un gran abrigo negro. Lo intenté con jeans la semana pasado pero todo se veía tan inapropiadamente casual”. Las misiones de Kick-Ass se han vuelto aún más fútiles y ridículas. Pero aun así, él sigue en ello. Tiene que seguir en ello. No hay una vida normal a la que pueda regresar.

De hecho, incluso el más mínimo sentido de normalidad se convertirá en un bien muy deseado. Hit-Girl está en prisión, Kick-Ass intenta adaptarse a una vida desprovista de grandiosidad. E incluso Chris –Motherfucker, también conocido antes como Red Mist– se está recuperando de múltiples heridas, lesiones y fracturas sufridas al final del segundo volumen de Kick-Ass. Puede ser que él no ha tenido una vida normal, pero la que más está sufriendo es Angie Genovese, su mamá; y no porque, como madre, se supone que deba sentirse preocupada por el bienestar de su hijo... De hecho, ella siente repulsión y disgusto. Su vida es miserable, ella a menudo es insultada por parir a un monstruo homicida. Aun así, la mujer visita al joven a diario en el hospital. Allí, ella escucha las quejas de Chris. No se suponía que sería así, dice él. Tiene dolor y sabe que su vida ha sido arruinada. Pero ella también tiene dolor y su vida también está arruinada. 

Mark Millar explora un aspecto de la figura del villano que raramente ha sido reconocido: el impacto que el villano tiene no en la sociedad o en la comunidad heroica, sino en aquellos que le son cercanos, en otras palabras, sus amigos y familia. Porque cuando Chris se queja egoístamente mientras está postrado en cama, o se queja de haber sido derrotado por Kick-Ass, Angie Genovese está furiosa: “¿Crees que este era MI PLAN. Crees que te tuve por nueve meses y te di mi leche sólo para ver que te convertías en una FIGURA ODIADA PÚBLICAMENTE? Tu padre sólo mataba gente por NEGOCIOS. Tú mataste gente por DIVERSIÓN”. 
Sex changes everything / el sexo lo cambia todo

Después de largos meses de planeamiento, Kick-Ass decide intimidar al líder de la mafia Rocco Genovese, recreando la escena clásica de “Batman: Año Uno”. Su meta es infundir miedo en los corazones de los mafiosos (tal como hace Batman en la clásica miniserie de Frank Miller). Por supuesto, fracasa. Y fracasa miserablemente.  


October 3, 2013

KICK-ASS 2 - Mark Millar

We have all read comic books, we are all familiar with superheroes. There is something deep inside of us that makes us cherish this gaudy adventurers, that makes us smile every time we swim in that vast ocean of colorful caped crusaders and masked defenders. And yes, I think it’s fair to presume that we’ve all fantasized about them. What is it like to be a superhero? How does it make you feel? 

Dave Lizewski always wondered why nobody had ever tried it. Was normal life so thrilling? Could someone resist the attraction of hiding his face under a mask and putting on a tight costume? Obviously, being a superhero quickly turned into an addiction for Dave. He was hospitalized, brutally attacked and humiliated. Hell, he even had electrodes connected to his testicles as part of Red Mist’s interrogation procedure! Everyone would assume that the kid would have learned his lesson by now. But addictions are called that for a reason: the dependency is too strong; the necessity for escapism and the longing for a dose of adrenaline are too powerful.


It certainly was unexpected to observe how this second volume starts with a lot of thrill-seekers. Dave is no longer the only superhero in town. In fact, there are now dozens, if not hundreds, of imitators. After reading the first volume, I would have thought that nobody in their right mind would want to emulate Kick-Ass. I was sure that Dave would end up alone, estranged in a city he could no longer recognize as his own. In my mind he would wander off, devoid of purpose and hope. Of course, had that been the case, we wouldn’t hold in our hands the second volume of Mark Millar’s brilliant saga. 


It is in this context that Kick-Ass gets to meet many of the new superheroes. Most of them are amateurs, and as unlikely as it sounds, they’re even bigger losers… But none of that seems to matter to this idealistic teenager. All he can dream about is team-ups and superhero groups. And indeed, he finds in Justice Forever the first and only superhero aggrupation of the world. And he’s ecstatic to be welcomed into the ranks of these do-gooders.


As Mark Millar wrote in the introduction of volume 2, this was “a chance to enlarge upon what we did on book one and take things to the next logical step. Dave has inspired dozens of people to be superheroes so of course the next step would be superhero teams. Dave made it fashionable to pull on a mask so the natural reaction to this would be super-villains”.


It may indeed be fashionable but that doesn’t mean it’s glamorous. On the contrary: “The comic book heroes all have billion dollar bases and headquarters on the moon”. But he feels lucky for simply having a place where he can meet with his new pals, even if it isn’t a “super” base; instead of worrying about state of the art gadgets his mainly concern is getting a few quarters so he can take the bus. That’s one of the things I like the most about Kick-Ass, that connection to the real world, that celebration of reality that although isn’t denied by the heroic deeds of the protagonist, is reinforced by the typical qualms of any normal teen.    


And speaking of preoccupations, there is always one thing on Dave’s mind: sex, of course. But he is not getting any luck in that department. In the previous volume, Dave had a crush on Katie Deuxma. He still thinks of her, or rather uses her as inspiration for his masturbatory sessions. Dave usually finds Katie’s pics on Facebook arousing enough to jerk-off enthusiastically. And that’s what I love about Millar’s sense of humor. Because if doesn’t matter if Kick-Ass is a superhero or the most admired member of Justice Forever, at the end of the day he’s still considered a loser by every girl in his school and he can’t get a date. 


After taking into account all that sexual frustration, it should make sense why Dave must so desperately fill that void in his life. So while Kick-Ass, Colonel Star, Lieutenant Stripes, Doctor Gravity, Battle-Guy (Marty Eisenberg, one of Dave’s best friends), Night Bitch and the rest of the gang spend their nights patrolling the city or helping as volunteers in shelters, Chris Genovese is gathering a formidable army of ruthless murderers. In the first volume, Chris was introduced as the rich kid who could spend hundreds of dollars each week in the local comic store. Envied by Dave and his friends, ignored by most people, he was simply a nerd, but a wealthy one. He then turned into Red Mist, Kick-Ass’s nemesis. But like any other kid his age, he was simply too messed up to do the right thing. There was nothing inherently evil in his acts. Not anymore. Now that he has been christened as the Mother Fucker he starts acting like the cruelest bastard of the city. This transformation is explored and explained in the Hit-Girl miniseries, but suffice to say that Red Mist is gone, and so are the last traces of morality Chris Genovese had. In his own words: “No, Red Mist was the old me. The asshole who liked to dress up like a superhero and spend all his money on variant covers”.

Justice Forever / Justicia Eterna
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Dave with his best friends Todd and Marty / Dave con sus mejores amigos Todd y Marty

Todos hemos leído cómics, todos estamos familiarizados con los superhéroes. Hay algo dentro de nosotros que nos hace atesorar a estos estrambóticos aventureros, que nos hace sonreír cada vez que nadamos en ese vasto océano de justicieros de capas coloridas y defensores enmascarados. Y sí, pienso que es justo asumir que todos hemos fantaseado con ellos. ¿Cómo sería convertirse en un superhéroe? ¿Cómo se sentiría?

Mother Fucker & Mother Russia

Dave Lizewski siempre se preguntó por qué nadie lo había intentado. ¿La vida normal era tan emocionante? ¿Puede alguien resistirse a la atracción de esconder su rostro bajo una máscara y ponerse un traje bien ceñido? Obviamente, ser un superhéroe rápidamente se convirtió en una adicción para Dave. Estuvo hospitalizado, fue brutalmente atacado y humillado. ¡Demonios, incluso le engancharon electrodos en los testículos durante el interrogatorio de Red Mist! Todos asumirían que el jovencito habría aprendido la lección a estas alturas. Pero las adicciones llevan ese nombre por una razón: la dependencia es demasiado fuerte; la necesidad de escapismo y las ansias de una dosis de adrenalina son demasiado poderosas.


Ciertamente, fue inesperado observar que este segundo volumen empezara con un montón de buscadores de emociones. Dave ya no es el único superhéroe en la ciudad. De hecho, ahora hay docenas, acaso cientos, de imitadores. Después de leer el primer volumen, había pensado que nadie que estuviese cuerdo querría emular a Kick-Ass. Estaba seguro que Dave terminaría solo, alienado en una ciudad que ya no sería capaz de reconocer. En mi mente él deambularía por allí, sin propósitos y sin esperanzas. Desde luego, si hubiese sido así, no tendríamos en nuestras manos el segundo volumen de la brillante saga de Mark Millar

"It's time to see what evil dick tastes like" /
 "Es hora de probar a qué sabe un pene malvado"

Es en este contexto que Kick-Ass llega a conocer a muchos de estos nuevos superhéroes. La mayoría son amateurs, y por improbable que parezca, son incluso perdedores de mayor calibre... Pero nada de eso parece importarle a este adolescente idealista. Lo único con lo que puede soñar es tener un equipo, un grupo de superhéroes. Y de hecho, encuentra en Justicia Eterna a la primera y única agrupación de superhéroes del mundo. Y está entusiasmado con ser bienvenido en las filas de estos bienhechores.


Como escribió Mark Millar en la introducción del volumen 2, esta era “la oportunidad de engrandecer lo que hicimos en el libro uno y llevar las cosas al siguiente paso lógico. Dave ha inspirado a docenas de personas a ser superhéroes así que por supuesto el siguiente paso sería equipos de superhéroes. Dave hizo que ponerse una máscara esté de moda así que la reacción natural a esto sería súper-villanos”.


Puede estar de moda, pero eso no significa que sea algo glamoroso. Por el contrario: “todos los héroes de los cómics tienen bases de un billón de dólares y cuarteles generales en la luna”. Pero él se siente afortunado por tener simplemente un espacio donde pueda reunirse con sus nuevos amigos, incluso si es que no es una “súper” base; en vez de preocuparse por artefactos tecnológicos, su inquietud principal es conseguir algunas monedas para tomar el bus. Esa es una de las cosas que más me gustan de Kick-Ass, esa conexión con el mundo real, esa celebración de realidad que aunque no es negada por los hechos heroicos del protagonista, es reforzada por las incertidumbres típicas de todo adolescente. 

Katie: Gag banged / Katie es violada por todos

Y hablando de preocupaciones, siempre hay una cosa en la mente de Dave: sexo, por supuesto. Pero él no ha tenido nada de suerte con esto. En el volumen anterior, Dave se enamoró de Katie Deuxma. Todavía piensa en ella, o más bien la usa como inspiración para sus sesiones masturbatorias. Las fotos de Katie en  Facebook excitan a Dave lo suficiente para pajearse con entusiasmo. Y eso es lo que me encanta del sentido del humor de Millar. Porque no importa si Kick-Ass es un superhéroe o el miembro más admirado de Justicia Eterna, al final del día todas las chicas lo siguen considerando un perdedor y él no puede conseguir ninguna cita.


Después de tener en cuenta toda esta frustración sexual, tiene sentido que Dave esté desesperado por llenar ese vacío en su vida. Así que mientras Kick-Ass, Colonel Star, Lieutenant Stripes, Doctor Gravity, Battle-Guy (Marty Eisenberg, uno de los mejores amigos de Dave), Night Bitch y el resto de la pandilla pasan sus noches patrullando la ciudad o ayudando en asilos, Chris Genovese está reuniendo a un formidable ejército de asesinos despiadados. En el primer volumen Chris fue presentado como el niño rico que podía gastar cientos de dólares en la tienda de cómics cada semana. Envidiado por Dave y sus amigos, ignorado por otros, él era simplemente un nerd, pero con muchísimo dinero. Luego se transformó en Red Mist, némesis de Kick-Ass. Pero como cualquier otro chiquillo de su edad, simplemente estaba demasiado confundido como para hacer lo correcto. No había nada inherentemente malvado en sus actos. Esto ya no es así. Ahora que ha sido rebautizado como Mother Fucker, empieza a actuar como el bastardo más cruel de la ciudad. Esta transformación es explorada y explicada en la miniserie de Hit-Girl, pero basta decir que Red Mist ha desaparecido, y también sus últimos restos de moralidad. En sus propias palabras: “No, Red Mist era el viejo yo. El imbécil al que le gustaba vestirse como un superhéroe y gastar todo su dinero en portadas variantes”.